martes, 26 de diciembre de 2017

Star Wars: Los Últimos Jedi


Juan Marín / ICM-CIN
Cartel promocional de Star Wars: Los Últimos Jedi. (Foto: StarWars.com)

Tras dos años de espera, el pasado 15 de diciembre se estrenó el octavo episodio de La Guerra de las Galaxias. Había muchas esperanzas depositadas en esta entrega, la tercera desde que Disney asumiera el control de Lucasfilm. Esta vez, el director Rian Johnson no solo tuvo que lidiar con la responsabilidad que supone participar en la saga galáctica, sino que también debía hacer frente a lo duros que iban a ser los fans tras la criticada cinta de J.J. Abrams.

Al contrario que sus predecesoras, Los Últimos Jedi comienza inmediatamente después de los hechos narrados en El Despertar de la Fuerza. Esto supone volver a separar a los personajes principales durante, prácticamente, las dos horas y media que dura el Episodio VIII. Es decir, con Finn, Poe y la Princesa Leia intentando salvar la base rebelde, mientras Rey y Chewbacca por fin han encontrado a Luke Skywalker. Por su parte, los malos Kylo Ren, el General Hux y el Líder Supremo Snoke siguen a lo de siempre: malgastar centenares de naves y unos cuantos cruceros espaciales que acabarán, como siempre, siendo destruidos por media docena de vehículos cutres manejados por rebeldes.

Aunque la película tiene tantos amantes como detractores (pocos se encuentran en un término medio), no se puede negar que la apuesta de Rian Johnson es valiente. Con un ritmo y una historia diferentes, demuestra que Star Wars no solo tiene una forma de contarse. De los demás se puede decir pocas cosas que ya no se sepan. John Williams sigue teniendo, con 86 años, la misma magia y chispa con la que empezó. Mark Hamill y Carrie Fisher rematan un casting que Adam Driver, Daisy Ridley y Oscar Isaac están sabiendo defender, acompañados por estrellas consagradas como Benicio Del Toro. Y Disney… bueno, ellos se aseguran de que el espectador note que la película es suya.

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