lunes, 3 de diciembre de 2018

Crítica de la película Steve Jobs (2015)


ALBA PEREIRA/ICM-CIN


Steve Jobs fue una de las grandes propuestas de la 88ª edición de los premios Oscar. Lo tenía todo. La dirección de Danny Boyle, el maravilloso guion de Aaron Sorkin, el nominado Michael Fassbender en el papel del genio de Apple y a la impresionante Kate Winslet en un correctísimo rol secundario. Sin embargo, cuando llegaron las nominaciones, todos nos preguntamos, ¿qué ha pasado con este potente film que únicamente ha optado a dos categorías? ¿Acaso no lo tenía todo? ¿Se habrá cansado Hollywood de tanto biopic?
Hollywood es Hollywood y, como pudimos observar en las nominaciones de dicho año, muy cansada de biopic no está. Y sí, Steve Jobs tenía todos los ingredientes claves para resultar la típica película capaz de arrasar en la gala del 28 de febrero. Ahora bien, lo que no va a permitir premiar la Academia es a un Aaron Sorkin capaz de hacer descender a los mismísimos infiernos a una de las figuras más respetadas y valoradas de la sociedad norteamericana: Steve Jobs.




“Dios ha muerto”. La premisa de Nietzsche en Así habló Zaratustra es reutilizada por Aaron Sorkin para desmitificar al gurú de la tecnología a través de tres actos, al cual mejor. Para ello, el célebre guionista emplea sus habilosos recursos que, en su momento, funcionaron en La red social y que, ahora, vuelve a usar con la misma eficacia en Steve Jobs. Mediante extensos diálogos incapaces de memorizar y una jerga geek sobre el mundo de la informática, Sorkin logra atraer la atención del espectador hacia un personaje sobradamente conocido pero, a la vez, completamente desconocido. Ahí es donde reside la esencia de la película. Todos sabemos que Steve Jobs fue un genio y que cambió el mundo, pero pocos saben la auténtica personalidad que derrochaba el fundador de Apple. Obviamente, como todo biopic, no hay que agarrarse al guion de manera ferviente pensando que lo que vemos es la pura realidad. Sin embargo, la destrucción del mundo de la informática que plantea Aaron Sorkin a través del egoísmo y la falta de empatía de todo un dios nos resulta mucho más atractiva.
Toda esta solvencia de guion planteada por Sorkin nunca podría haberse sostenido sino hubiera sido por el tándem Fassbender-Winslet, que logran deleitar en el paladar del espectador cada una de las frases escritas por el guionista.
Michael Fassbender, nominado en la categoría de Mejor Actor, fue el único actor que pudo arrebatar el tan ansiado Oscar a Leonardo Di Caprio, pero finalmente no fue así. El actor germano interioriza al completo su personaje dotándole de una personalidad propia que nos acerca aún más a la figura ya conocida. La tiranía de su mirada en cada plano acongoja, no solamente a los empleados sometidos a su imperio, sino a cualquier espectador capaz de aguantarle la vista. A medida que la película se desarrolla, el personaje de Steve Jobs sufre ligeras transformaciones, palpables en la interpretación de Fassbender, que nos permiten disfrutar del lado oscuro y tenebroso del fundador de Apple.
Por otro lado, y cual piedra en el camino, nos topamos con su excelente secundaria, Kate Winslet. La actriz británica se introduce en el papel de Joanna Hoffman, mano derecha de Jobs, para ser la conciencia y humanidad de Fassbender. Winslet mantiene un constante rol durante la película donde derrocha todo su carácter interpretativo y con el cual consigue que, en lugar de aburrirnos con su perseverancia contra Jobs, logremos encapricharnos y compadecernos con cada enfrentamiento con el dios de la informática. Sin duda, Joanna Hoffman es el único personaje capaz de robarle escenas al Jobs de Fassbender en la película, y de ahí su nominación al Oscar a Mejor Actriz de Reparto, una de las categorías más disputadas.
Las dos nominaciones para los actores no sorprendieron entre la crítica y el público. La ausencia de Aaron Sorkin en la categoría de Guion Adaptado sí. El considerado por muchos expertos como el mejor guionista actual de Hollywood se quedaba sin su nominación por el vertiginoso relato de Steve Jobs. La magnífica película de Danny Boyle, uno de los mejores biopic desde La red social (también con guion de Aaron Sorkin), solamente ha conquistado dos nominaciones. La peligrosidad de tratar a una respetada figura americana como un villano a la altura de Darth Vader ha pasado factura a esta brillante película que, para amantes de los buenos guiones, conseguirá agradar en todos sus aspectos.



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