Retrato de un rabino y Venus y Cupido
MOZ // PINT
Podemos disfrutar desde el 18 de febrero hasta
el 24 de mayo de 2020, de la exposición Rembrandt
y el retrato en Ámsterdam, 1590-1670, en el Museo Thyssen-Bornemisza de
Madrid. Se nos ofrece un amplio panorama del género del retrato a lo largo del
siglo XVII en la ciudad de Ámsterdam a través de la figura de Rembrandt van
Rijn (Leiden, 1606- Ámsterdam, 1669). Es uno de los mayores maestros barrocos
de la pintura, el grabado y el dibujo y,
una de las figuras más representativas de la historia de los Países Bajos. Su
aportación a la pintura coincide con lo que los historiadores denominan la edad
de oro neerlandesa, momento cumbre de su cultura, ciencia, comercio e
influencia política. Alcanzó el éxito en su juventud, pero sus últimos años
estuvieron marcados por la tragedia personal, –muere su esposa, Saskia van
Uylenburgh en 1642—, y la ruina económica. Realizó abundantes retratos para sus
coetáneos, en los que captura a la perfección la condición humana, además de
sus propios autorretratos y numerosas escenas bíblicas, en las que solía
combinar su propio conocimiento del texto con su particular concepto de la
composición clásica y algunas observaciones anecdóticas de la población judía
de Ámsterdam. Los comisarios de la exposición, Dolores Delgado Peña, Norbert E.
Middelkoop, conservador del Museo de Ámsterdam y, Mª del Mar Borobia, jefa de
pintura antigua del Thyssen, han realizado una meticulosa selección de las
obras, no exclusivamente de Rembrandt, sino también de sus contemporáneos,
discípulos y competidores en la misma especialidad, el retrato.
Dos de las obras, me han llamado especialmente
la atención. Una de ellas, es el denominado Retrato
de un rabino, fechada en 1635, que pertenece a The Royal Collection en
Hampton Court Palace, HM Queen Elizabeth II, en East Molesey, Londres (número
de inventario RCIN 405519). Aquí aparece titulada como Busto de anciano con traje de fantasía. El anciano, mira al pintor
y, en este caso al espectador, con la cabeza ligeramente inclinada, con un
gesto audaz y sosegado. Va cubierto con una kippah de terciopelo decorada con
abalorios en hilo de oro y, lleva vestiduras de celebración, seguramente para
alguna fiesta religiosa o el shabbath. Posee una mirada astuta, con un porte
templado y apacible. Aparece enmarcado por el propio pintor, como en un óculo.
El foco de luz que entra en el escenario de la obra, ilumina la tez blanquecina
del personaje, que muestra el deterioro causado por el paso del tiempo. La otra
obra que destaco, es una escena mitológica con el título de Venus y Cupido, fechada hacia 1657, prestada
por el Museé du Louvre, en París (número de inventario 1743). Se piensa que
tomó como modelos a su hija Cornelia y a compañera sentimental Hendrickje
Stoffles. Ambas figuras están envueltas en una atmósfera cálida, con unas
formas rotundas que destacan sobre el fondo oscuro. Los dos personajes,
dedicándose unos gestos afectuosos y delicados, están enmarcados por unas
pesadas telas, que caen suavemente.
Venus y Cupido, Rembrandt, c.1657
Museé du Louvre, París
Fuente: www.rembrandt-van-rijn.com/venus-and-cupid/ |
Retrato de un Rabino, 1635
Óleo sobre tabla, (72,6 x 62,3 cm)
The Royal Collection, HM Queen Elizabeth II
|
Ø
Fuentes:
·
Imagen:
Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid.
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Folleto
recogido en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid.
·
Diccionario
biográfico Chambers digitalizado:
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