Por: Arnold Rojas Quicaño
La chismografía, la violencia de género,
desinformación e inmediatez, propagación de estereotipos culturales y
corporales, se prefieren y valoran ante una crítica constructiva de la
realidad, por considerarla complicada de entender.
Mario Vargas Llosa La Civilización del espectáculo (2012), reflexiona:
¿Qué quiere decir civilización del espectáculo?
La de un mundo donde el primer lugar en la tabla de valores vigentes lo ocupa
el entretenimiento, y donde divertirse, escapar del aburrimiento, es la pasión
universal. La banalización de la cultura, la generalización de la frivolidad y,
en el campo de la información, que prolifere el periodismo irresponsable de la
chismografía y el escándalo (pp. 33 - 34).
Podemos comenzar en el año 1950, con Última Hora que introduce el periodismo sensacionalista en el Perú. La jerga de la
época e imágenes llamativas flasheadas en blanco y negro despiertan el interés
nacional, y estaba al alcance de cualquiera a solo 40 céntimos.
Veinte años después, su forma de utilizar la imagen sirvió como ejemplo -entre 1970 a 1980- a las revistas Zeta y Cinco para desarrollar un estilo de panfleto político bajo una fachada pornográfica. En un principio, componían las portadas con fotografías plagiadas de medios internaciones y titulares políticos para incitar el deseo de compra. Así evitaron la censura de la época, pero la presión social ocasionó su cierre definitivo en los años 80, por atentar contra la moral peruana, como resalta Anicama. Es necesario resaltar, la aparición del suplemento gratuito Última Yara, que la revista Cinco en 1981 utilizó, entre otras cosas, para cubrir noticias policiales con imágenes viscerales.
Luego de la aparición malsana del terrorismo en el Perú, se produjo en los lectores un asco hacia la violencia explícita, pero no hacia la sangre y el sexo implícito. Entonces en la década dictatorial de Alberto Fujimori y su asesor Vladimiro Montesinos (1990 – 2000), se satisfizo esa necesidad popular. Según Cappelli -La prensa “chica” en el Perú (2004)- se crearon diarios sensacionalistas moderados y chichas. En su mayoría, luego de la caída del fujimorismo, varios diarios chichas dejaron de circular.
“... luego están los sensacionalistas
moderados Ojo y El Men y también los chicha como Ajá, El Chino, Extra, El Popular, y Trome. Todos estos diarios son los más considerados por las
encuestadoras nacionales para realizar las mediciones de lectoría” (p.33).
En la actualidad, el término de “diario
chicha” mutó a diario popular, los cuales han evolucionado en la problemática
de la usabilidad de la imagen periodística dentro de su contenido. Es el caso
del diario Trome, sus notas
policiales han aprovechado esta característica para construir abiertamente este
submundo, que ha normalizado desde su lanzamiento en el 2001.
Sus notas policiales utilizan características
de un acta policial como: Antropometría forense, Planimetría y Fotografía
forenses y descripción escrita del hecho: Estas características se basan en
herramientas de la ciencia de la Criminalística que estudia un hecho sometido a
investigación criminal, con el objetivo de descubrir y comprobar
científicamente el delito y el delincuente (Lago, 2017).
Así mismo, esta ciencia se divide en dos
áreas: la Criminalística de campo y laboratorio. Sobre lo dicho, y lo que
interesa en esta investigación es la primera, Lago, añade:
“Tiene por objeto el análisis sistemático de
la realidad de un hecho presuntamente punible, tales como: lugar del suceso,
zonas adyacentes o perímetro, víctima, agresor, medio de comisión, efectos
materiales generados aplicando el método científico” (pp. 54 - 55).
Cabe hacer hincapié que el lugar del suceso,
escena del delito o lugar de los hechos, según lo plantea el Manual de buenas
prácticas en la Escena del Crimen (2012):
“Es el espacio físico que debe ser entendido
en un concepto amplio, ya que su extensión depende de la naturaleza y las
circunstancias del hecho que se investigan (...). Ya sea un robo o hurto, un
homicidio con arma blanca o arma de fuego, un incendio, una explosión o un accidente
de tránsito, etcétera” (p.16).
En el Trome, la única diferencia que se
sugiere con un acta policial o dictamen pericial sería: el empleo de un titular
fluorescente, la utilización del color y la disposición sensacionalista de
dichas herramientas de Criminalística para mostrar un hecho presuntamente
punible de forma lúdica y entretenida al lector.
¿Se muestra el cadáver? ¿Cuáles son los
límites de la exposición? ¿Qué imagen se busca? ¿Cómo las consiguen? ¿Por qué
tal tema funciona en nuestra sociedad? Son algunas preguntas que plantea Reaño
(2017), en su tesis La muerte como espectáculo en la prensa sensacionalista
-ciertamente vigentes en la actualidad-, porque son cuestiones que se han
venido analizando desde una larga tradición de diarios populares.
Es el día a día de un país regido por el miedo a la bala perdida, las coimas y al desequilibrio económico. Vivir sin saber qué pasará mañana, es como despertar sumergido en una imagen criminal que se cuelga en los quioscos aprobados por la normalidad de una cultura de violencia, sexo y sangre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario