Alba Fernández Ruiz / ICM-LIB
Wattpad, la gran
plataforma naranja, el terror de unos y el paraíso de otros. Un gigante literario
con una interesante reputación.
Para quien no lo sepa, Wattpad
es una plataforma con miles de millones de historias en todos los idiomas
posibles —hasta inventados, ya os lo digo yo— y de todos los géneros posibles.
No solo historias literarias también hay poemas, juegos, blogs, historias interactivas,
colecciones de dibujos y otros diseños gráficos… En definitiva, es un sitio
donde van las lectoras —incluyo al género masculino en ese femenino— que no
tienen dinero para gastar en físico, ni ganas de ir a la biblioteca y, por otro
lado, una adicción tremenda al cliché y a sufrir.
Porque en Wattpad se
sufre. Mucho. Tanto por lo que ves, como lo que lees y sientes.
Pero vayamos por partes.
Nada más entrar en la
aplicación, empieza la locura: hay infinidad de historias que tratan
absolutamente todos los temas. Puedes encontrar desde una maravillosa novela
con argumentos coherentes, personajes realistas, espacios que puedes
imaginarte, buena ortografía —ah, la ortografía—…; hasta un fanfic sobre
Donal Trump y sus líos amorosos con Peppa Pig. Hay para todos los gustos
y momentos y, además, escritos de maneras de lo más variopintas: formato chat,
epistolar, una palabra o frase por cada capítulo, el clásico…
Si Wattpad se caracteriza
por algo —aparte de por su popularidad— es por su amplio catálogo. Y ahí, precisamente,
es donde reside el problema, en su diversidad. Que cada quien escriba lo que
quiera y como quiera, por supuesto. Pero un respeto. Por favor. Respeto tanto a
nuestros propios ojos, como a otros usuarios, y a otras obras. La cantidad de
buenas ideas y proyectos de libros que habré llegado a leer y que no pude
continuar por la pésima ortografía… o forma de narrar, aunque en esto último
solo queda la práctica.
Y por fin llegamos a lo que quería: el cómo las malas obras son las que triunfan y las pequeñas joyitas no —si alguien quiere recomendaciones, que no dude en pedírmelas—. No digo que todas las que tienen éxito son malas, de hecho las hay estupendas y que tienen miles de lecturas diarias; solo que navegando por ahí, una se encuentra con argumentos débiles y típicos así como personajes planos y típicos, situaciones absurdas y típicas y finales obvios y típicos.
Esto es lo que se llama cliché.
Una obra que se precie
tiene que tener el siguiente esquema:
Chica “normal” (insertad
muchas comillas) conoce chico “dark”, misterioso, popular y guapo a más no
poder con un pasado oscuro y secreto. La protagonista —porque suele ser ella—
siempre tiene o un mejor amigo al que manda a la friendzone o es gay, o
una mejor amiga que acaba con el mejor amigo del “chico malo”. No nos olvidemos
de la mala de la película, cuyos demás adjetivos no escribiré, que quiere “conseguir”
al “chico malo” (creo que voy a dejar de usar comillas ya) y que, aunque su
gozo en un pozo, le hace la vida imposible a la protagonista. Por cierto, la protagonista
al principio dice ser fea y que por eso los chicos no la miran, pero se arregla
un poco y ya es la diosa que deja a todos embobados. La magia del maquillaje y
de la ropa ajustada, en fin...
Eso en cuanto a
personajes. Sobre el argumento, poco más que añadir. Ambos se conocen,
coinciden en clase, tienen que hacer un trabajo juntos o los padres de uno deciden
irse de viaje (o mueren misteriosamente o incluso ni se les menciona, oigan) y
ahí nace una preciosa historia de amor con treinta litros de relación tóxica.
Al principio se llevan a matar, luego hay un momento tierno que hace que los
corazones de sendos protagonistas latan al unísono, ella intenta cambiarlo, tienen
sexo, ella descubre algo terrorífico del pasado de él (o que lo pilla en un
momento de borrachera con la “chica mala”), se les rompe el corazón, discuten
medio capítulo, lloran, se alejan, él la busca porque se da cuenta de que no
puede vivir sin ella y luego se reconcilian mágicamente porque al final hay que
hacer felices a los lectores, la originalidad del autor no importa. En el
epílogo, normalmente, aparecen todos felices, con otro momento tierno y de
palabras melosas, muchas veces en la boda o con un par de hijos.
Bueno, esto es en
general. Luego ya cada quien va cambiando el nombre de sus personajes… o no.
Tal vez el hecho de que la
mitad de las historias del mundo, ya no solo de Wattpad o libros, también
películas; sean así es porque las consumidoras y escritoras son en mayoría
mujeres adolescentes jóvenes que sueñan con ese “amor”. Los hay hombres también.
Y de ambos que escriben verdaderas obras de arte, a veces dentro de este cliché
y otras fuera. El secreto está en la originalidad.
Otro elemento que tiene
que tener tu obra para que se haga famosa, al menos en la plataforma, es la orcografía;
perdón, la mala ortografía.
Llevo años usando la
plataforma y sigo sin entender cómo es posible que haya gente que tenga tantos
seguidores y que no sepa distinguir entre «haber» y «a ver» o entre «osea» y «o
sea». O sea, vamos a ver, es que ni siquiera se dignan a usar un corrector o a
buscar las palabras. También están los signos de apertura a preguntas y exclamaciones,
que desaparecen sin dejar rastro. Las comas pasan a ser comida; los puntos,
historia; y a las tildes, las secuestran.
Y es una pena el que haya
tantos buenos escritos que, irónicamente, están mal escritos.
Creo que es mejor que
deje este tema aquí y no meterme con la hipocresía y la comunidad tan
desagradecida y egoísta que hay en torno a Wattpad, porque me llevaría más
páginas de Word y un cabreo interesante.
Publicado el 16 de marzo de 2020 a las 19:36
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