miércoles, 21 de abril de 2021

¿Quién será la niña?


Ella era una niña, si tocabas su pelo cada hebra se enrollaba en tu dedo y si lo soltabas volvía a su forma encogida y delicada, sus ojos tan negros que penetraban el alma a cualquier pecador, su piel morena como un café con leche, siempre alta, siempre sensible, siempre pequeña ante el mundo, no tenía ni idea de lo que venía. 

Creció y le fueron contando cosas que pensaron que ya debía ir sabiendo, pero no entendía nada, solo aceptaba un futuro incierto, solo sabía que papá no era tan malo, y cuando conoció a su mamá, deseaba estar a su lado siempre. Mamá se fue, se volvió a ir, como miles de mamás, y ella no sabía si iba a estar con su mamá otra vez. 

No sabía lo que era la muerte, aunque estuviese cerca de ella, todos los días en el periódico un muerto extendido en la portada, ¿la causa?, un tiroteo, le debía plata¹ a alguien, una venganza, al lado del muerto los lunes una chica semi desnuda, modelando, contando en una entrevista superficial, respuestas a preguntas vacías y sin trasfondo.

No sabía lo que era la vida, aunque estuviese rodeada de ella, la vecina de al lado tan joven tuvo un bebé y después de ese otro, la vecina de al lado eran casi todas las adolescentes del pueblo, su vida se resumía en que desde pequeña debía ir aprendiendo hacer cosas de mujer. Niña no salgas de la casa, no carajo, ya te dije que no. Ahogada del encierro se asomó a la ventana, limitada por unas varillas con diseños circulares, llenos de polvo, le dejaban las manitas negras, como quedó su mente, cuando el señor de en frente le saludó, ella respondió, y él se sacó el pene y se empezó a masturbar, mientras la miraba, petrificada se bajó y nunca dijo nada. 

La niña, la niña, qué bonita estaba cuando se levantaba a las seis de la mañana ella sabía que cuando un gallo cantaba por tercera vez ya era hora de ir a comprar la leche para desayunar, al final de su calle había una casa, donde siempre había borrachos y putas o eso decían, al extremo de la otra calle una cantina, se escuchaba música, se las sabía todas, qué lista era. A las siete y cuarto en la escuela, los lunes cantando el himno nacional, con la mano derecha en el corazón, a distancia de sus brazos del compañero de delante, más tarde en clase, la profesora preguntándole porque hay sangre en el cuaderno, no dijo nada, pero tampoco se hizo nada.

 No profesora, la niña no tiene que borrar no tiene que usar el borrador, tiene que hacer todo perfecto desde el principio, claro que necesitaba borrar, la niña repitió el año. Heridas en los dedos por lavar su ropita a mano, la niña todo lo hacía mal, le decían “todo lo que tocas, destruyes”, esa otra persona con su cabeza recostada en la pared, aguantando la rabia para no matar a la niña, todo lo que tocas destruyes, todo lo que tocas destruyes, todo lo que tocas destruyes, no fue ella, no lo dañó ella, no le pegue más, no sea malita, por favor. 

A las 13:00 venía gente a comer a casa, la niña le abría la puerta a los comensales, al jefe casi le matan, salió en el periódico del pueblo, no sabía de la muerte, pero el titular “Casi le dan plomo ² a Fernando” le impactó, la niña tenía gran estima y respeto por esta persona. Había que comer guardando modales minuciosamente perfectos para que no haya que pasar ninguna vergüenza, la niña ponía todos sus esfuerzos en coger bien los cubiertos, pero manchaba mucho la mesa, aunque en su sitio tenía un protector muy bonito en forma de león, la otra se ponía muy brava, ¿por qué comes como los chanchos niña?. 

La niña era muy desordenada, muy sucia, hubo un momento de su vida que estaba llena de piojos y una persona le contaba cómo le salvó la vida, pero ella no sabía lo que era su vida antes, tampoco sabía lo que estaba siendo de su vida en ese ahora. “Mamá, me está pegando con el látigo, no me quiere dar la muñeca que mandaste a comprar” exclamó con voz temblorosa cuando hablaba con su madre por teléfono, no se sabe qué pasó después, pero no hubo muñeca, nunca hubo muñeca. La muñeca que le dio su madre la última vez estaba en una repisa muy alta, porque no había que dañar a la muñeca. 

No era fácil deshacerse de la niña porque nada salía bien, mándenla a la casa de los primos en las vacaciones, ella era feliz, jugaba con sus dos primos a tener una tienda, a esconderse, hasta ir a comprar pan era entretenido, ahí su tío intentó enseñarle a andar en bicicleta, pero la niña no hacía nada bien, y no aprendió, más tarde su tío murió. En esa misma casa y uno de esos tantos veranos, una tragedia se vino encima, la niña todavía no tiene tetas, duerme sin blusa, un hombre se acercaba a su cama, tres noches seguidas, lo contó, pero todo se resumió en “ay mija³, seguro solo fue a verle que no se caiga de la cama”. No volvió a pasar más, pero tampoco se hizo nada. 

Pero si la niña come bien, tiene ropa y va a la escuela, ¿qué más quieres niña?, ella sabía que le hacía falta algo, era amor, aprovechaba cada oportunidad de abrazar a alguien, y le llamaba mamá a cualquier señora que se preocupase por ella, pero mamá seguido del nombre de pila, solo llamaba mamá a secas a su mamá de verdad. 

No te compramos ropa de marca porque no te lo mereces, todo lo que tocas destruyes, péinate niña, péinate, no entendían que la niña tenía el pelo desordenado, que su pelo era una expresión de su alma, no hacía falta peinarlo, niña péinate que así no te vamos a llevar a ningún lado, la niña odiaba su pelo, la niña se odiaba. 

Como va a dejar a la niña sola señora, estuvo llorando toda la tarde hasta acá se le escuchaba, a la niña no la llevaron y no soportó estar encerrada lloró de tristeza y más tarde de dolor. No toques lo que no es tuyo, la niña tocó unos labiales de la señora, le quemaron los dedos con una vela para que no lo vuelva hacer, no sabemos si aprendió la lección, pero le dolió muchísimo. 

Cuando tuvo unos siete años, un adolescente, un monstruo de unos 16 años le dijo que, si le podía hacer una mamada, “si tú pones tu boca aquí, te hago los deberes”, la niña ya sabía decir malas palabras, pero no le dijo nada grosero porque no quería que ese man le dijese a una persona mayor que la niña le dijo hijo de la gran puta, en su mente la que salía perdiendo era ella, después de esto tampoco pasó nada. 

A la niña le gustaban los hombres, le parecían atractivos los que salían en las revistas, pero también tenía curiosidad por el cuerpo de la mujer, nunca había visto a una desnuda, en los desfiles de los colegios se agachaba para verle los calzones a alguna, qué curiosa eres niña, ¿no te da vergüenza? 

Todas las noches un salado sabor a lágrimas saboreaba en su boca, no aguantaba, día tras día lo mismo, siempre con golpes, siempre con llanto, así siete años. Creía en Dios, no había noche sin pedirle estar con su madre, y se le hizo. 

Once años, otro país, otras costumbres, otra manera de hablar, primero de ESO la niña entrando por la puerta, y todos riendo en bajo, luego supo porqué era, es que ser panchita era gracioso para los niños, hablar cantando con la “s” era más bien cómico, pero esto era lo menos importante, venían otras tragedias. 

30 años, niña tenía 12, manipulación, ella cayó y calló. El tiempo no lo ha curado todo, la niña tiene recuerdos recurrentes de todas las cosas que le han pasado, ahora la envuelve una personalidad dañina que la está matando poco a poco, desde que le dieron alcohol a los 11 una de las muchas cosas que aún no debía conocer, pero conoció, no para, no para, no para, en una etapa fue un problema, yo controlo dijo, pero no controló. 

La niña ya a veces sonríe, la niña no agradece a la vida haber vivido todo aquello. La niña escribe, escribe su historia. 

Glosario 

1, Plata: dinero, riqueza 

2, Plomo: en la expresión dar plomo, significa matar a balazos a alguien. 

3, Mija: manera afectuosa de referirse a una persona de sexo femenino. 

4, Man: proviene del inglés, su significado es hombre y es una palabra usada en varios países de Latinoamérica.

Escrito por: Gabriela Proaño. ICT - REL

Relato finalista en el concurso de relatos Bibliotecas de Bable de Ciencias de la Documentación.


La niña. 

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